Concluido el segundo volumen de «Jesús de Nazaret»

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Benedicto XVI ha confiado a su amigo judío, el profesor Jacob Neusner, que ha terminado su segundo volumen sobre Jesús. Una confirmación del Papa ayer, durante la audiencia privada que concedió al rabino estadounidense y a su esposa Suzanne un día después de la histórica visita pontificia a la sinagoga de Roma.

Con el título «¿El Papa en la sinagoga? Un evento grandioso», el diario de la Santa Sede L’Osservatore Romano publica esta tarde —edición en lengua italiana fechada el 20 de enero— un coloquio con el rabino Neusner —uno de los mayores conocedores y estudiosos Almudi.org - Benedicto XVI con el rabino Jacob Neusnervivos del judaísmo—, quien hace dos décadas inició un diálogo a distancia con el cardenal Joseph Ratzinger.

Recuerdan las páginas romanas que en 1993 Neusner publicó en Estados Unidos su volumen «A Rabbi talks with Jesus», dedicado al Sermón de la montaña. El autor se imagina allí, escuchando a Jesús por primera vez, haciéndolo con intención de suprimir prejuicios o condicionamientos inevitables en dos mil años de historia del cristianismo.

Comenta Neusner: «Ratzinger definió mi libro, entre otras cosas, como el ensayo “más importante que se había publicado en la última década para el diálogo judeo-cristiano”, y añadió: “La absoluta honestidad intelectual, la precisión del análisis, el respeto hacia la otra parte unida a una radical lealtad hacia la propia postura caracterizan el libro y lo convierten en un desafío, especialmente para los cristianos, que tendrán que reflexionar bien sobre el encuentro entre Moisés y Jesús”».

En 2007 Joseph Ratzinger-Benedicto XVI publicó su primer volumen sobre «Jesús de Nazaret» «con la finura —apunta el rabino Neusner— de retomar el diálogo entre nosotros dos dedicando varias páginas a aquel ensayo mío de 1993».

En la audiencia privada que el Papa reservó ayer al rabino Neusner, recibió de éste en obsequio una copia de la edición en lengua alemana del ensayo de 1993 —que Joseph Ratzinger leyó en aquellos años en la edición original americana—.

Unos veinte minutos duró la audiencia. «El tiempo suficiente para un bello encuentro entre dos profesores —relata el rabino Neusner a L’Osservatore Romano—. Siempre he estimado al estudioso Joseph Ratzinger por su honestidad y lucidez, y estaba muy interesado encontrar y conocer al hombre. Ahora que he venido a Roma para el histórico encuentro en la sinagoga y para dialogar con monseñor Forte, he recibido el gran don de encontrarme con el Papa» [el lunes por la tarde, en Roma, se celebró una velada de excepción de conversación entre Neusner y el teólogo católico Bruno Forte sobre el Sermón de la montaña].

«Neusner no encuentra casi palabras para expresar la alegría de la visita —constata el diario de la Santa Sede—: “Hemos hablado de nuestros libros y me ha confiado que ha terminado de escribir el segundo volumen sobre Jesús”».

Del Papa dice el rabino Neusner: «Lo que más me ha impresionado han sido sus ojos penetrantes. Te mira dentro. Y además sus modales de caballero, lleno de gentileza y humildad».

Es el mismo rasgo que vio Neusner durante la visita de Benedicto XVI el domingo a la sinagoga de Roma: «Un evento grandioso, con una participación enorme, extendida y conmovida por parte de todos, que me permite esperar bien del futuro. El problema del presente —y el Papa lo ha comprendido— es que se vive en el olvido, se olvida la historia y las tradiciones religiosas de las que se procede. Por esto es importante el estudio de la memoria. Pienso en una cuestión controvertida como la de la figura histórica de Pío XII. En mi opinión aún es demasiado pronto para juzgar y en cambio oigo con frecuencia juicios cortantes, en un sentido o en otro. Tengo la sensación de que hay alguien que se agita destructivamente, que no está interesado ni en el catolicismo ni en el judaísmo ni menos aún en el diálogo entre estas dos grandes tradiciones».

«Es triste, porque después en la realidad concreta —lo puedo ver en mi vida diaria en Estados Unidos— las relaciones entre judíos y cristianos son óptimas. Si se ignora el pasado se está condenado a revivirlo; el estudio desde este punto de vista es esencial. Junto al sentido de responsabilidad: cada generación tiene responsabilidad por el futuro y la tiene hoy, aquí y ahora», concluye Neusner.