Episodios y experiencias

En la reciente edición del libro "Recuerdos y reflexiones", su autor Joaquín Navarro-Valls ofrece al lector episodios y experiencias vividos durante los años que acompañó a Juan Pablo II.
Con este motivo, diversos medios han publicado artículos, entrevistas, etc., de los que recogemos una selección, en los que Navarro-Valls ofrece su versión sobre este y otros temas actuales.
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Joaquín Navarro-Valls en TV3Entrevista de recuerdos y reflexiones
Publicado en Scriptor.org
Muy interesante entrevista de Joaquín Navarro-Valls en TV3. La ocasión tiene que ver con la reciente edición de su libro "Recuerdos y reflexiones" (Plaza & Janés, 2010).
Dice la editorial que en ese libro
"se ofrecen al lector episodios y experiencias vividos durante todos los años que acompañó a Juan Pablo II, además de su análisis de numerosas y variadas cuestiones de la actualidad. El lector conocerá momentos cruciales de la historia, como los encuentros del Papa con figuras de la importancia de Gorbachov, Fidel Castro, la Madre Teresa de Calcuta y Ronald Reagan. Al mismo tiempo, el autor ofrece su visión acerca de los acontecimientos más relevantes de la historia; reflexiona sobre ética, política, y sobre cuestiones culturales, religiosas y científicas".

Algo semejante, pero en directo, y centrado en cuestiones muy actuales en torno a la verdad conocida y comunicada, al fundamento antropológico del ser personal y de su dignidad, a la Iglesia como institución querida por Dios, a Juan Pablo II, a los casos de pederastia en la Iglesia (que por otro lado es la única institución que está poniendo remedios a este grave problema, mientras la hipocresía de algunos pretende olvidar que se trata de un asunto con tremenda e impensada extensión social, familiar, institucional, etc.); de todo esto y más, se puede escuchar lo dicho en primera persona por Joaquín Navarro-Valls en esta entrevista de casi media hora en Els matins de TV3.
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“Juan Pablo II inició la limpieza de la pederastia”
Publicado en El Mundo
Con motivo de la publicación en España de su libro Recuerdos y reflexiones (Plaza & Janés), Joaquín Navarro-Valls ha sido entrevistado en el diario El Mundo. Frente a quienes utilizan ahora los casos de abusos sexuales para criticar a Juan Pablo II, el ex portavoz de la Santa Sede defiende que el pontífice fallecido inició la limpieza de estos escándalos.

Se podría esperar que la entrevista a Joaquín Navarro-Valls iba a girar en torno a su libro, que incluye abundantes recuerdos de Juan Pablo II. Pero no. El periodista José Manuel Vidal ha preferido centrarse en el problema de los abusos sexuales.

La entrevista resulta interesante, sobre todo en un momento en que algunos pretenden arrojar sospechas sobre el pontificado de Juan Pablo II. El argumento sería el siguiente: «Con Benedicto XVI, la Iglesia católica se está tomando en serio los casos de pederastia cometidos por algunos clérigos. En esto ha habido un avance».

Ese supuesto avance parte del prejuicio de pensar que durante el pontificado de Juan Pablo II, la Iglesia hubiera encubierto a los acusados. Navarro-Valls entra de lleno a esta crítica con el caso de Maciel. «Aquellos años, en el sitio de Internet de la Congregación, colgamos una carta autógrafa de Maciel que decía, más o menos: “Sé que se me acusa de esto, de esto y de esto. Juro ante Dios que todo es falso. No me pienso defender y dejo todo en las manos de Dios. Firmado, Maciel”».

«Esto estuvo en la web —dice Navarro-Valls— hasta el día en que yo mismo tuve que comunicar a la opinión pública el resultado del proceso canónico contra él. Un proceso que se inicia con Juan Pablo II y se termina poco después de su muerte, dentro del primer año del pontificado de Benedicto XVI»

Otro caso que supuestamente arroja una sombra sobre el pontificado de Juan Pablo II es el del padre Murphy, destapado por el New York Times. «Lo que no se dijo es que este hombre fue acusado ante la policía de Milwaukee, que lo declaró inocente. Si fue declarado inocente por la policía, ¿se puede decir que la policía lo encubrió? Este hombre engañó a la policía y a su obispo».

Tras recordar que la pederastia es un problema dramáticamente extendido, Navarro-Valls pregunta al periodista: «¿Me puede citar una sola institución, una sola —política, educativa, académica, religiosa— que se haya tomado tan en serio el tema de la pedofilia como se lo está tomando la Iglesia Católica? ¿A quién le interesa entonces dañar la imagen de la Iglesia?».

«Me parece evidente —dice— que hay una campaña iniciada por The New York Times, con la que no se ha conseguido lo que se pretendía».

En un cambio de tercio, Vidal le pregunta al ex portavoz de la Santa Sede si Benedicto XVI pasará a la historia como el Papa que limpió la Iglesia Católica de pederastia. Y responde: «Es un tema que le ha tocado vivir y lo está realizando con una dignidad y claridad extraordinarias, y será un asunto que quedará ahí. El Papa ha tenido, en varias ocasiones, la generosidad humilde de hacer suyos errores y limitaciones que todos sabemos que no eran suyos. Pero creo que será recordado como el Papa sabio».
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«Benedicto XVI carga con errores que no son suyos»
Entrevista publicada en El Mundo
Su libro Recuerdos y reflexiones (Plaza & Janés) gira en torno a la figura de Juan Pablo II. ¿Ha sido y es su ídolo, sólo por detrás de Dios y de San Josemaría?

Ídolo no es la palabra. Es una persona que admiro, que he querido muchísimo. Por supuesto, por detrás de Dios y, probablemente, de mi padre. San Josemaría me ayuda a descubrir mi vocación y el Papa, a hacerla histórica. Al Papa Wojtyla le debo algo desconcertante: que me haya llamado a su lado y me haya abierto las puertas no sólo de su trabajo, sino de su corazón.

¿La Historia recordará al Papa Wojtyla por encima de Reagan, Gorbachov o Castro?
Sí. Ya ahora, pasados cinco años de su muerte, sigue presente en la vida de la gente, quizás porque ha sabido hacer simpática la virtud.

¿Peligra su beatificación, tocada por el tsunami de la pederastia?
En absoluto. Y para no irnos por las ramas, citemos un caso concreto, el de Maciel. Aquellos años, en el sitio de internet de la Congregación, colgamos una carta autógrafa de Maciel que decía, más o menos: “Sé que se me acusa de esto, de esto y de esto. Juro ante Dios que todo es falso. No me pienso defender y dejo todo en las manos de Dios. Firmado, Maciel”. Eso estuvo en la web hasta el día en que yo mismo tuve que comunicar a la opinión pública el resultado del proceso canónico contra él. Un proceso que se inicia con Juan Pablo II y se termina poco después de su muerte, dentro del primer año del pontificado de Benedicto XVI.

¿Luego Juan Pablo II no encubrió ni ocultó casos de pederastia?
En absoluto. Esa acusación está histórica y objetivamente desmentida por esto que acabo de contar.

¿No hubo, por tanto, un sistema generalizado de encubrimiento?
En mi opinión, y por lo que yo sé, no. Esto de saber y no saber me recuerda al caso del padre Murphy, lanzado por The New York Times. Lo que no se dijo es que este hombre fue acusado ante la policía de Milwaukee, que lo declaró inocente. Si fue declarado inocente por la policía, ¿se puede decir que la policía lo encubrió? Este hombre engañó a la policía y también a su obispo.

¿Le duele esta situación que está atravesando la Iglesia Católica?
Me duele mucho como miembro de la Iglesia. Pero lo que de verdad me avergüenza es que la raza humana haya dado personajes de ese tipo.

¿Que haya sacerdotes entre ellos agrava aún más el hecho?
Sí, lo agrava más. Pero, en este momento, también tengo que decir que me gustaría que la opinión pública no fuese hipócrita. Y hablo como un médico que, en su especialidad, ha conocido algunos casos. El tema de la pedofilia es un problema dramáticamente extendido, es algo bestial: uno de cada cinco niños ha sufrido abusos. Hay países miembros de Naciones Unidas donde es legal que un caballero haga esposa suya a una niña de siete u ocho años. El 90% de esos casos se produce en el ámbito de la familia. Y frente a eso, hay algunos sacerdotes que han manchado su dignidad personal y la de la institución. ¿Me puede citar una sola institución, una sola —política, educativa, académica, religiosa— que se haya tomado tan en serio el tema de la pedofilia como se lo está tomando la Iglesia Católica? ¿A quién le interesa, entonces, dañar la imagen de la Iglesia?

Pide, pues, que las demás instituciones hagan lo que hace la Iglesia.
Por lo menos.

¿Hay una campaña sólo contra la Iglesia?
Me parece evidente que hay una campaña iniciada por The New York Times, con la que no ha conseguido lo que pretendía.

¿Qué quiere decir?
La gente está hasta las narices de que se apunte sólo a la Iglesia Católica.

¿Benedicto XVI pasará a la historia como el Papa que limpió la Iglesia Católica de pederastia?
Es un tema que le ha tocado vivir y lo está realizando con una dignidad y claridad extraordinarias, y será un asunto que quedará ahí. El Papa ha tenido, en varias ocasiones, la generosidad humilde de hacer suyos errores y limitaciones que todos sabemos que no eran suyos. Pero creo que será recordado como el Papa sabio.

Crucifijo y velo en la escuela pública, ¿sí?
He vivido en Egipto como corresponsal. ¿Qué razones hay para prohibirlo? Ser liberal de verdad está resultando cada vez más difícil.

¿Le molesta que Zapatero exporte su modelo laicista a Latinoamérica?
Su modelo es inexportable. Ningún país lo va a aceptar. Además, no hay modelo. Hay improvisación global y un politeísmo de valores en conflicto. Habla de derechos humanos, pero sin soporte antropológico.
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"Al 'New York Times' le ha salido al revés su campaña contra el Papa"
Entrevista publicada en La Gaceta

¿Existe una campaña contra la Iglesia, por los casos de pederastia?
No como tal, sino a nivel sectorial. Concretamente, en el caso del New York Times, sus jefes han perdido el equilibrio que tenían. Cuando empezaron esta campaña orientada contra el Papa y la Iglesia, ellos mismos hicieron un sondeo de opinión y entre sus lectores era favorable al Papa un modesto 23%. Después de la campaña, lo era el 45%. Algunas afirmaciones eran completamente gratuitas, desprovistas de fundamento.

¿Cómo lo ha llevado Benedicto XVI?
Su gallardía, valentía y claridad están a la vista de todo el mundo. Desafío a cualquiera a que me diga una sola institución civil, política, académica o religiosa que se haya tomado la pedofilia tan en serio como la Iglesia católica. Como médico, sé que la pedofilia, en el 90% de los casos, se practica en la familia. Hay países miembros de las Naciones Unidas y respetados, que aceptan que un hombre pueda adoptar como mujer a una niña de 7 a 9 años. Eso es pedofilia, y de todo ello no se dice nada.

¿A Juan Pablo II le costó creer lo que había pasado en Estados Unidos?
Fue algo que salió poco a poco y se refería en su mayor parte a casos ocurridos 20 y 30 años antes. Llamó a todos los cardenales americanos para discutir en serio y ver no sólo cómo estar cerca de la víctima, sino colaborar, hacer más. Yo asistí a la reunión en Roma, porque Juan Pablo II me lo pidió.

¿Este asunto dejará huella en la Iglesia?
La Iglesia lo ha abordado con una radicalidad tremenda, insisto, y eso que en la Iglesia católica el tema, en relación a los datos absolutos del fenómeno, es absolutamente minoritario.

¿Para cuándo unas memorias sobre Juan Pablo II?
No he sabido encontrar el año y medio que necesito para escribir un libro de historia. Con eso no se puede hacer nostalgia o pietismo. Lo digo como un imperativo moral que tengo que resolver.

Si tuviera que recordar a Juan Pablo II por una sola cosa, ¿cuál sería?
Que era un hombre con el que se trabajaba muy bien por el buen humor que tenía. Es una figura de ésas que nace uno cada tres siglos.

¿Y Ratzinger?
Es el Papa en 20 siglos de historia de la Iglesia que tiene a sus espaldas la mayor y más rica bibliografía personal. Es un hombre de una riqueza conceptual extraordinaria, que llega a la mente y enriquece la mente de quien lo escucha o lee.

Si hubiera dicho que no cuando le propusieron ser portavoz, ¿cómo habría sido su vida?
Me lo pensé mucho, porque era algo que cambiaba mis planes profesionales, que tenían que ver con la Medicina, que era mi primer amor profesional, al cual he podido volver después de muchos años. Me habría perdido una gran cosa, vivir cerca de dos personalidades excepcionales, trabajar con ellos, ayudarles, y el haber visto en muchas ocasiones cómo nace la historia, me refiero de determinados cambios en muchos países de África, América Latina y naturalmente aquel gran cambio de época enorme en el centro y el este de Europa, que vi nacer y progresar hasta el desconcertante final. Todo eso no lo habría podido ni ver ni vivir si hubiera dicho que no a ese trabajo que no busqué, que dudé mucho en aceptar y que una vez aceptado me ha hecho trabajar mucho con gran felicidad.

¿Qué opina de la división ideológica de los españoles?
En Italia se discute mucho pero hay una flexibilidad y una elegancia formal que a veces veo que en España faltan. Se discute por discutir, sin flexibilidad ante el resultado de esa discusión. Tenemos el riesgo de enfadarnos entre nosotros y entonces se puede llegar a desórdenes públicos que no se justificarían.

El cristianismo parece irrelevante en la cultura española.
Los españoles tenemos una tendencia al sectarismo que te impide reconocer ningún valor en el otro. Razonar sin reconocerle al cristianismo, por ejemplo, ningún valor social, cultural, formativo o histórico es una forma de sectarismo que no tiene nada que ver con el sano espíritu laical o laico. Disminuye la propia racionalidad y lleva a situaciones de crispación. Juan Pablo II era el primer defensor de los derechos humanos, por eso en el 50 aniversario de la ONU la Asamblea General le invitó a dar una lección sobre los derechos humanos. Porque podía fundamentarlos. Hay una línea en Europa, yo creo que es minoritaria aunque hace ruido, que en el proyecto de Constitución Europea, borró cuidadosamente el adjetivo inalienables de los derechos humanos, por parecerles un concepto antropológico religioso. Giscard pasará a la historia, pero la Constitución que él parió pasó a la papelera, porque no tenía sentido.
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«Dan Brown no tiene ni idea de la Iglesia»
Entrevista publicada en La Razón

Acompañó durante 22 años a Juan Pablo II. ¿Qué aprendió del Papa?

A no pensar sólo en uno mismo, a pensar más allá de uno mismo.

Es periodista. ¿Qué pregunta le habría gustado hacer a Juan Pablo II?
Cuál era la raíz de su alegría.

¿Y cuál le haría ahora a Benedicto XVI?
Cuál es la razón de su seguridad en la razón humana.

Narra encuentros de Juan Pablo II con diversas personalidades: Fidel Castro, Ronald Reagan, Gorbachov... ¿Con quién se sintió más cómodo?
Quizá hubo más complicidad con Gorbachov. Siendo agnóstico, creía en el individuo, no en la abstracción comunista. Y, además, los dos eran eslavos.

La crisis: ¿hoy es más difícil que un rico entre en el reino de los cielos que un camello pase por el ojo de una aguja?
Quizá sí. Lo difícil es que el rico tenga una sólida estructura ética. Ésta es una crisis ética. Es económica porque falló la ética. Ganó la codicia.

¿Le hubiera gustado ser Papa?
En absoluto. No hubiera servido. Y no es un cargo apetecible. Ser Papa es duro, exige mucho.

¿Los casos de pederastia han causado gran daño a la Iglesia?
Causan un gran daño a la humanidad. Yo me avergüenzo como ser humano.

¿Cree que ZP está empeñado en una cruzada anticlerical?
Hay cosas de España que me resultan ininteligibles. Zapatero tiene un desconocimiento descomunal de la antropología. No conoce al ser humano.

Dice que todo Papa es un misterio. Eso le encantaría a Dan Brown...
Yo hablo de otro misterio. Lo de Dan Brown es más ciencia-ficción.

Libros como «El Código da Vinci», ¿perjudican a la Iglesia o...?
Creo que la deja indiferente. Brown no tiene ni idea de lo que es la Iglesia. Sólo conoce la postal del Vaticano.

Podría escribir un «best-seller» sobre los secretos del Vaticano...
Sería un libro de cinco líneas. No hay tema. No hay secretos. A veces se recurre al término secreto para encubrir ignorancias.

¿Y qué me dice de los servicios secretos vaticanos?
No existen los servicios secretos vaticanos.

¿Le exigen confidencialidad a un portavoz del Vaticano?
Nunca me la exigieron. En todo caso, me la exigiría mi conciencia. He comunicado todo lo que tenía interés para la opinión pública.

Y en todo caso, sólo diría mentiras piadosas...

ALMUDÍ