ENCUENTRO DE SACERDOTES CON EL PRELADO DEL OPUS DEI: CLAUSURA DEL AÑO SACERDOTAL

          Después de la  Concelebración con el Papa, celebramos la fiesta del Sagrado Corazón en un lugar de restauración cercano a la plaza de San Pedro y recordamos los momentos inolvidables de estos días.

      Nos quedaba el último acto de nuestra estancia romana. La asistencia a un encuentro de sacerdotes con el Prelado del Opus Dei. El encuentro tuvo lugar en el salón de actos de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz.

           Dada la hora de salida del vuelo sólo podríamos asistir a una parte del encuentro. D. Javier tuvo la deferencia de darnos la bendición al grupo de sacerdotes valencianos, antes de comenzar. El salón de actos estaba lleno de sacerdotes de los cinco continentes.

          D. Javier expresó su alegría de poder estar con nosotros en esta jornada: la clausura del Año Sacerdotal en la Solemnidad del Sagrado Corazón.

           Con vuestra fidelidad al sacerdocio sentís el peso de la Iglesia y de las almas. Os doy las gracias vuestro espíritu de oración, por vuestro espíritu apostólico, por el deseo que tenéis de llegar a todas las almas, por el empeño en llenar los seminarios de vuestras diócesis.

           Nos animó a cuidar la Misa y a rezar en ella todos los días por todos los sacerdotes y todos los seminaristas del mundo-

        Nos hablo de cuidar la fraternidad sacerdotal como uno de nuestros deberes más importantes. A este propósito nos contó una anécdota de San Josemaría.

        Después de la guerra civil lo llamaban obispos de muchas diócesis españolas  para que diera ejercicios espirituales a los sacerdotes.  En esos retiros los  sacerdotes asistentes, movidos por su santidad, iban a buscarle para hablar con él.
        En una ocasión uno de los asistentes no fue a verle. Con delicadeza fue a buscarle y le animó a charlar con él. El sacerdote, viendo el cariño que le mostraba,  le abrió su alma. Ante los sufrimientos que tenía le animó a acudir a los que estaban cerca de él. El sacerdote le contestó que le habían dejado solo: Yo me junto sólo, le comentó. San Josemaría comentó más tarde que trató a aquel sacerdote como pensé que Cristo hubiera hecho con él.

        Nos animó a vivir mejor la fraternidad sacerdotal, sirviendo, queriendo y yendo al encuentro de nuestros hermanos sacerdotes.

        Nos habló de piedad eucarística. De esforzarnos especialmente en las concelebraciones. Al recordar como San Josemaría ponía en práctica su sacerdocio todos los días nos animó a vibrar apostólicamente, a no quedarnos encogidos, a salir al encuentro de las almas.

      Se refirió también a la necesidad de la mortificación para que el cuerpo sea dócil  a la gracia de Dios. 

      Hasta aquí mis notas del tiempo breve que pudimos asistir a este encuentro. El horario de salida de nuestro vuelo a Valencia no nos permitió más.


      Todo lo que habéis leído son apuntes, no textuales, de las ideas que desarrollo D. Javier.

Ahora sólo nos queda dar gracias a Dios por todos y reflexionar en la oración sobre todo lo recibido en este encuentro romano inolvidable.